[мιѕιóη C] « Rє¢ℓυtαη∂σ αℓ Pєqυєñσ Eѕtυ∂ιαηtє »

Información de Misión:

Estaba fuera de mi casa, subido al techo para ser más exactos... Miraba desde ahi lo que más podía divisar de la aldea, tal hermosura se podría divisar pocas veces, más cuando la mayoría de las veces había una neblina extraña pero delgada, seguro las nubes por la altura en la que la aldea se encontraba. Shiromaru se encontraba jugueteando con los perros de mi padre asi que no debería preocuparme demasiado por él, estaba en buenas manos, o garras... ve tu a saber como se aplica el dicho en los perros.
Mirando el sol naciente, el cual se asomaba por entre las montañas en aquel horizonte el cual mi cabeza apuntaba para permitir a mi vista deleitarse con tal espectaculo matutino, luego de que los últimos trozos de sol salieron por la montaña, me levanté del lugar en donde estaba, sacudiendome un poco la ropa y acercandome bastante al borde del techo, borde el cual apuntaba hacia las calles de Kumogakure. Abajo vi una especie de carreta, la cual tenía una gran cantidad de heno amarillo en la carga.

—Hm... esto me da una idea...— Susurré hablando conmigo mismo, sonriendo de una manera algo picara, ya que se me había ocurrido algo.
Comencé a recular varios pasos, más que pasos fueron metros, ya que el techo de mi casa era plano, o mejor dicho perpendicularmente horizontal teniendo en cuenta la posición del suelo. Al haber tomado la suficiente carrera, pensando para mis adentros dije... —"Salto de fé..."— Y luego de haber murmurado aquello, comencé a correr, notando que Shiromaru estaba recien llegando a subir al techo, con una expresión como esperando a ver que locura haría esta vez. Cuando llegué al borde, decidido para saltar, tuve que detenerme de golpe ya que la carreta con heno ya no estaba, el caballo con su dueño se habian llevado el medio de amortiguar que tendría al efectuar mi salto.

—Woah... ¡Cazzo!— Dije moviendo mis brazos y teniendo mi cuerpo más al borde de la caida que de la seguridad del techo. Pero entonces siendo sujetado por las fuertes mandibulas de mi compañero canino, fui tirado hacia atras, cayendo sentado en el techo de mi casa. Suspirando profundamente y cerrando un poco los ojos, luego entreabrí mi mirar, desviandola hacia un costado para ver a Shiromaru de reojo. —Gracias, te debo mil.— Musité soltando una pequeña risa, rascandome la nuca con mi mano diestra.
Shiromaru: —Si... como si fueras a devolverme los favores, sciocco.— Musitó gruñendo un poco, soltando una risa ronca e irónica.

Repentinamente, como de la nada, un pergamino cayó sobre mi regazo, y cuando levanté mi mirar, en el techo de enfrente estaba de nuevo aquel Jounin que me habría entregado mi primer misión. Alcé una mano mientras que con la otra sostenía el pergamino solamente para soltarle alguna especie de insulto en Italiano, idioma que él seguramente no entendería, pero tan rapido como había llegado, se fue, sin dejar rastro alguno. —Vaffanculo... ese tipo parece un fantasma.— Dije con cierto tono malhumorado, para luego chasquear mi lengua contra mi paladar superior.

Shiromaru: —¿Otra misión, Ezio?— Preguntó con suma curiosidad, acercandose a mi.
—Si, haber que dice esta...— Respondí en un tono bajo. Estando sentado en el suelo, comencé a desplegar el pergamino aquel que se me había sido "entregado", leyendo cada palabra que estaba escrita en este con una caligrafía envidiable. Pasaron unos minutos, quizas unos dos minutos como mucho, y cuando terminamos de leer tanto Shiromaru y yo tambien, suspiré profundamente, mirando de reojo a mi perro.
Shiromaru: —Oh no, no te llevaré de nuevo, menos hasta Otogakure.— Dijo comenzando a alejarse.
—Vamos, si solamente será un momentito, un par de horas.— Musité saltando como para agarrar a mi compañero, mientras soltaba una carcajada. Igualmente Shiromaru se me escapó, quedando a unos metros alejado de mi, y entonces moviendo mi cabeza hacia donde cardinalmente estaría las puertas de la aldea, este comenzó a correr, saltando de techo en techo dirigiendose hacia allá con bastante velocidad. Yo tambien empecé a seguirlo, riendo e intentando atraparlo como podía.
Apenas pasamos las puertas de Kumogakure al haber mostrado el pergamino de la misión, empezamos a correr de nuevo, mientras la persecución tipo juego con Shiromaru continuaba, y continuaría seguramente hasta Otogakure, o hasta que nos cansaramos...

De nuevo, el recorrido fue rapido, inclusive más velóz que al dirigirme a Konoha, ya que Otogakure quedaba más cerca de Kumogakure. Al ver la aldea escondida del sonido desde lejos, suspiré profundamente, no habrian pasado más de diez horas desde que había partido de mi casa, habiendo pasado por las puertas principalmente al estar jugando con Shiromaru, el cual al parecer estaba algo cansado, igual yo, solamente que no lo demostraría demasiado, menos estando frente a aquel chico que era revoltoso según se me informaban en el pergamino de la misión. Igualmente, por más revoltoso que fuera el chico, nada que unas palabras firmes no pudieran solucionar.
Miré de reojo a mi compañero canino, acariciandole suavemente el lomo, y comencé de nuevo a caminar a paso lento, taciturno... Con suma parsimonia iba dirigiendome a lo que sería la entrada a la aldea del Sonido, donde supuestamente en la entrada me estaría esperando el chico que debería "reclutar" por asi decirlo, mejor dicho enseñarle lo básico, y dejarle entendido que hacer lios no está del todo bien, divertirse si... pero convertirse en alguien caótico y para nada respetuoso no llamaría bien la atención, sino todo lo contrario, la llamaría pero para mal, nadie siquiera le respetaría, sin importar que fuese un niño joven y con mucho tiempo para aprender...

—Oye Shiromaru, ¿stai pronti? ... hoy nos toca aguantar a un piccoli.— Dije con las manos en mi nuca, habiendome colocado la capucha anteriormente.
Shiromaru: —No me agrada la idea, pero... como tu quieras.— Mencionó mi compañero en un leve bufido, como si no tuviera ni el minimo deseo de participar en esta misión.
—Al menos animate un poco sciocco, que nunca salimos de Kumogakure.— Musité suspirando profundamente, no me gustaba que Shiromaru fuera tan gruñón, pero bueno... asi tambien soy yo, no puedo andar echandole broncas a él por ser igual a su "amo".

Seguimos caminano, y luego de unos minutos más de enormes campos de arróz, llegamos a la entrada de la aldea. Cruzandome de brazos, cerré los ojos para concentrar plenamente mi sentido de la audición a lo que me rodeaba, como aislando cada uno de los sonidos, y poniendo solamente atención en algun pequeño disturbio que se presentara y me llamara la atención al primer instante.

Shiromaru: —Siento olor a quemado...— Susurró mi can, tocandome la pierna con su frio oscico. —Y es muy intenso.— Agregó, olisqueando el aire.
—Si, yo tambien lo siento, ¿crees que sea...?— Iba a seguir hablando, pero fui interrumpido por culpa de alguien que me pechó y como estaba desprevenido olisqueando aquel aroma intenso a madera quemandose, me caí de costado al suelo, aunque por reflejo apoyé una de mis manos para rapidamente poder reincorporarme y mirar quien me había chocado.
—¡Cazzo! ¡es il piccoli!— Exclamé al notar que era un pequeño joven que corría con una amplia sonrisa de picardía en su rostro. —¡Atrapemosle!— Agregué comenzando a correr, y Shiromaru tambien me siguió a un lado... La persecución para atrapar al pequeño niño revoltoso había comenzado.

Al haber empezado a correr para perseguir al joven revoltoso que parecía haber causado un incendio, o al menos eso pensabamos tanto yo como Shiromaru, lo seguimos a todas partes, desde los alrededores de la ciudad, hasta inclusive por los campos extensos de arrozales que rodeaban por kilometros a la aldea escondida del sonido.
En un momento el chico se tropezó, cayendo de bruces al suelo y obviamente comenzando a llorar, seguramente no tendría más de nueve años, la suficiente edad para causar revuelos, pero tambien para llorar si es que se lastimaba o caia con las suficientes fuerzas como para causarse una herida o raspón.
Acercandonos al chico, este nos miraba con cierto temor, ¿pensaría que eramos asesinos o algo por el estilo?... Quien sabe, pero ahora mismo deberiamos tratarlo con cuidado, ya que si intentaba escapar de nuevo, quizas hasta la herida que se había hecho en la rodilla izquierda, podría infectarse para mal, y anda a saber que le podría suceder a esa pierna joven...

—Oye niño, ¿porqué corres? ... ¿no ves que haces problemas innecesarios?— Mencioné cruzandome de brazos, estando a un metro de distancia con él.
???: —Que yo no hice nada, habré hecho lios, pero ese incendio no lo hice yo.— Dijo aún sollozando un poco, sosteniendose la pierna derecha y mirandose el tajo que se le había hecho en la rodilla de esa pierna. Suspiré profundamente y me lo quedé viendo fijamente, el olor a humo ya se había disipado, seguramente habrian apagado el incendio, pero eso ahora no nos preocupaba, sino que deberiamos "reclutar" a aquel niño, el cual por más revoltoso que fuera, seguramente algo querría aprender, a las buenas, o a las malas debería aprender algo...

Shiromaru: —¿No deberias estar en la academia ahora, piccoli?— Preguntó mi compañero peliblanco, mirandole con curiosidad, pero siempre en un tono serio, sereno.
???: —¿Para qué? ... es una tontería estudiar el manejo de técnicas, es aburrido.— Murmuró desviando la mirada, como quitandola enseguida de la nuestra, hasta intentó levantarse pero no pudo, al parecer le dolía demasiado la herida.
—Si te curo esa herida, ¿al menos prometes escucharnos unos momentos, sciocco?— Pregunté mirandole, poniendome las manos en la cintura e inclinando un poco mi cuerpo hacia adelante. El joven solamente asintió con la cabeza. Entonces sacando un poco de Sake, la única bebida que llevaba conmigo con la suficiente graduación alcoholica como para desinfectar su herida y limpiarla, y entonces echando apenas medio vasito de Sake sobre su herida, noté como el chico se retorcía de dolor, pero no gritó en absoluto, solamente se mordió el labio inferior aguantandose el dolor...
???: —Duele... mucho.— Susurró entrecortadamente el pequeño, mirandome con un ojo cerrando por completo y el otro a medio cerrar.
Shiromaru: —Quedate quieto, o sino no podrá curarte.— Dijo firme mi perro, mientras me pasaba unas vendas que el mismo había sacado del bolsito que traía al costado de mi cintura.
Yo tomé las vendas blancas que eran un poco elasticas, y cubrí con cierta firmeza toda la herida del chico, y luego cuando ya estuvo bien cubierta, sonreí de medio labio levantandome y sacudiendome el polvo y la tierra de mi ropa.

—Pronti, ya estás como nuevo.— Dije poniendome las manos en la nuca y sonriendo de medio labio, al menos ahora esperaba que el chico recapacitara y no nos traicionara e intentara escapar.
???: —Jm...— Bufó levantandose y mirandose un poco la pierna, luego nos miró a nosotros y desvió la mirada rapidamente, poniendose tambien las manos en la nuca pero solamente para acomodarse un poco el cabello. —Soy Kurotsui...— Agregó el chico, suspirando profundamente.
—Entonces, Kurotsui, ¿stai pronti? ... que lo que te diré es un secreto que se pasa solamente en mi familia.— Dije sonriendo de medio labio, aún acomodandome un poco la ropa.
Kurotsui: —Ahm... pero no iré a la academia.— Musitó cruzandose de brazos y cerrando los ojos.
—Pues si no es a las buenas, irás a las malas, ¿verdad? ... y con más heridas que solamente esa de tu rodilla.— Mencioné sonriendo de una manera un tanto malvada.
Kurotsui: —Tsk... ya, escupe lo que quieres decirme...— Dijo el chico en un tono con cierto enfado.
—El secreto de la familia ... es...— Me tomé una pequeña pausa, inclusive Shiromaru prestaba atención ya que realmente mi familia no tenía ningun secreto, bueno... si lo tenian, pero se me tenía prohibido contarlo asi como asi, y hasta a mi compañero se le había ordenado ejecutarme sin dudarlo ni un segundo si es que ese secreto llegaba a ser mencionado y conocido por mi culpa. —Respeta a los demás, y ellos te respetarán a ti.— Fue lo que dije, sonriendo de medio labio. Kurotsui parecía no entender el mensaje, y Shiromaru más bien suspiraba aliviado, dejando de verme por unos momentos.
Kurotsui: —¿A que te refieres con eso? ... tsk, a mi ya me respetan todos.— Mencionó como con ganas de ya irse.
—Ahora mismo, no te respeto ni yo, ya que eres un gamberro de poca monta, y si sigues asi más que respetarte, te odiarán por tan tonto e irresponsable eres, ¡sciocco!— Decía en un tono firme, quería llegarle cuanto antes al joven, para asi despues sería más facil la labor de "enseñarlo" y dejarlo en la senda correcta para que formara su camino ninja...

Kurotsui: —¿Odiarme? ... no, es imposible... me respetan, todos me respetan por lo que hago.— Dijo sin querer creer lo último que le había dicho. Pero ahora lo que él comentaba era totalmente errado, en vez de respetarlo, comenzarian a odiarlo, y apenas tuvieran la oportunidad, quizas y hasta "acallarlo" de una vez y por todas, ya que asi es la gente, deja cebar lentamente cuando son aún jovenes, total... no pueden hacerles nada cuando son unis niños sin fuerza alguna, pero cuando apenas empiezan a crecer y son asi de revoltosos, aprovechan y seguramente hasta los arrestan y dejan sin comida unas cuantas semanas, el suficiente tiempo como para que se rompa aquella coraza de firmeza en sus mentes, y los jovenes revoltosos se conviertan más bien en zombies que le tienen miedo a la sociedad, una pena realmente... pero asi sucede...

—Si, llegarán a odiarte e incluso a ignorarte mientras eres joven aún.— Dije en un tono serio, para que supiera que no le estaba mintiendo, si seguía haciendo ese tipo de desvandes, lo menos que recibiría sería atención, y si la recibía, serian piedrazos, golpes, palizas de todos lados, simplemente dolor y sufrimiento. —Asi que por eso es mejor que estés dentro de la academia ninja, se un poco más agradecido con quienes te criaron, al final de cuentas...— Tomé una pequeña pausa para soltar un pequeño suspiro. —Tu aún tienes tiempo para redimirte y arrepentirte de todo lo que has hecho.— Musité sonriendo de medio labio, entrecerrando un poco los ojos y poniendome las manos en la nuca.
Shiromaru: —"Ya se puso profundo..."— Pensó mi compañero, mientras me miraba de reojo al mismo tiempo que se iba sentando en el suelo, a mi lado derecho.

Kurotsui me quedó mirando fijamente, parecía ser como si al fin hubiera entendido el mensaje, o al menos parecería que quisiera entenderlo, ya que su mirada parecía diferente, inclusive su postura firme y revoltosa se había desvanecido al momento que mencioné por primera vez que si seguía siendo asi, más que respetarlo, lo odiarian, ya que es verdad... inclusive si hacía cosas peores cuando sea grande, le tendrian miedo, y seguramente se transformaría sin duda alguna en un exiliado de la aldea.

—Entonces, ¿que quieres hacer ahora?— Pregunté refiriendome a si quería volver a la academia y ahi pensar en un buen camino ninja el cual tendría que seguir desde ahora en adelante hasta que lo cumpliera.
Kurotsui: —No... no estoy seguro, ¿y si no me aceptan? ... yo les caigo mal a los de la academia.— Supiró cerrando los ojos y bajando la cabeza, encogiendose de hombros.

Escuchando sus palabras, me puse una mano en la frente, subiendola luego para quitarme la capucha, la cual seguía en mi cabeza, cubriendome el cabello, entonces sacandome la cinta con la cual sujetaba mi pelo en una coleta de caballo, se la entregué al joven revoltoso, sosteniendola en mi mano izquierda aquella cinta, esperando que él la tomara, ya le diría para que le daba aquello si es que preguntaba.
Kurotsui: —¿Para que es esto?— Preguntó obviamente con mucha curiosidad y algo de confusión, tomando aquella cinta con una mano y mirandola con cuidado.
—Pues... sujetate el cabello, hazte una promesa a ti mismo que irás a la academia ninja...— Musité sonriendo de medio labio, cruzandome de brazos y moviendo un poco mi cabeza para hacer que mis cabellos se soltaran de aquella forma que les había quedado por tenerlo sujetado con la coleta....

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Kurotsui miraba con suma curiosidad aquella cintilla roja que yo le había dado, obviamente asintió con la cabeza y lentamente se hizo la coleta de caballo, como tenía el pelo aproximadamente a la misma longitud que yo, no le fue demasiado dificil atarselo.
Luego que lo tuvo sujeto, yo me acerqué y le acomodé un poco los mechones de pelo que le caian al rostro, sonriendo de medio labio y luego volviendo a ponerme las manos en la cintura, el chico parecía algo confundido, la expresión en su rostro me lo dejaba saber de inmediato.
En cuanto a Shiromaru, este solamente se quedó mirando a Kurotsui con suma curiosidad, y luego me miraba a mi, luego a él, y asi sucesivamente unas cuantas veces, hasta que bufó soltando un profundo suspiro, como si estuviera cansado u aburrido, se notaba que ya no quería estar ahi, y lo entendía, solamente lo había traído como companía, pero es que... solo realmente me hubiera aburrido, o simplemente ni hubiera llegado a Otogakure, a los dos kilometros de haberme ido de Kumogakure, me hubiese vuelto, ya que Shiromaru, mi compañero fiel canino, era el único compañero que me daba charla por todo el camino...

—Bueno... ahora lo básico, las técnicas simples que todo Shinobi debe saber.— Musité dando una palmada con ambas manos, como para que pusiera suma atención a lo que estaba dispuesto a enseñarle, serian los tres Jutsus más basicos que enseñan en la academia ninja, ya luego el "Kai", y las otras técnicas serian más últiles cuando creciera y tuviera que hacer misiones más importantes, no solamente rescatar gatos o cuidar niños.
Kurotsui: —¿Y esas técnicas cuales son?— Preguntó poniendose las manos en la cintura, mientras yo volvía a ponerlas en mi nuca.
Shiromaru: —Esas técnicas son las que te estarian enseñando en la Academia si no hubieras hecho tantos problemas y fueras responsable.— Musitó mi perro en un tono un poco frio, pero es que si no se le hablaba asi a los revoltosos, las palabras le entrarian por una oreja y les saldría por la otra.
Suspirando profundamente ya que yo prefería ser un poco más social, más... digamos que más amistoso, ver que Shiromaru actuaba un tanto arisco ante la situación y que además parecía querer intimidar al joven, no me parecía nada confortable ni recomendable, era necesario tenerlo en todos sus cabales a Kurotsui, para que asi aprendiera su lección de una vez y por todas, y dejara de causar problemas en toda la aldea escondida del sonido.

Cruzandome de brazos, pensando que Jutsu le enseñaría primero, me ponía una mano sobre el mentón, y la otra mano sobre el codo del otro brazo, para asi como hacerme cierto apoye, y pensar un poco mejor, además mi rostro denotaba que estaba pensando, ya que había apretado un poco los labios y los había torcido hacia un costado. Cuando se me ocurrió que técnica enseñarle primero, que solamente le mostraría que hace, no le explicaría paso por paso como hacerlo o podriamos estar horas, inclusive dias ahi con él.

—Bien, primero te mostraré el Bunshin no Jutsu, una técnica basica que si vas a la academia, te enseñerán sin ningun problema...— Dije sonriendo ampliamente, mostrando mi dentadura blanca como el más fino marfil.
Entonces haciendo unos rapidos sellos de manos, suspiré profundamente y ejecuté el Jutsu llamado "Bunshin no Jutsu", una técnica simple que consiste en clonarse a si mismo, aunque estos "clones" no son más que meras ilusiones, por lo tanto no interactuan con el medio, no tienen sombra, ni levantan polvo cuando corren, entre otros detalles. Cuando ejecuté el jutsu, una nube de humo blanco me cubrió por completo, claramente habiendo hecho bien la técnica, y esperando que el humo se disipara, tanto Shiromaru como Kurotsui se quedaron mirandome, esperando haber que era lo que tenía para mostrar, aunque obviamente mi compañero canino, ya supiera lo que verian...

Pasaron unos cuantos minutos, alrededor de veinte aproximadamente, y ya le había mostrado cada una de las técnicas basicas a Kurotsui, inclusive algunas que aún no necesitaría ni aprender. Kurotsui me estaba mirando con suma curiosidad, se había interesado mucho en lo que le estaba enseñando, pero al parecer el resto de la gente que pasaba a nuestros lados, o cerca nuestro, me miraban con cierta expresión de desconfianza, y claro... yo era un extrangero en aquel país, cerca de la aldea del sonido. Habiendo disipado el último jutsu que hice, que fue el "Henge no Jutsu", a mi pensamiento el más interesante para un niño de su edad, me crucé de brazos y me lo quedé mirando fijamente, el niño que antes parecía revoltoso ante cualquier cosa, ahora parecía más interesado en imitar los sellos de manos que había hecho al ejecutar cada una de las técnicas básicas que le enseñarian en la academia ninja. Solté una pequeña risa, y Shiromaru el cual se había echado completamente en el suelo, sonreía al notar aquellas actitudes provinientes del joven Kurotsui.

—¿Entonces, que quieres hacer ahora?— Volví a preguntar aquello que había mencionado al principio de la charla cuando el chico se había caído. Esta vez pude notar en el rostro de Kurotsui, una expresión como con cierto brillo en sus ojos, ya no era esa notable mirada de enfado y refunfuñeo continuo al balbucear.
Kurotsui: —Pues... haré lo posible para que me vaya lo mejor que pueda en la Academia Ninja.— Respondió en un tono quizas un tanto más efusivo de lo que me imaginé, pero igual era buen indicio, se notaba un gran cambio en él, pero ahora se depositaba en sus hombros seguir con esa actitud, mantenerla, tener una constancia de que ir a la Academia Ninja lo convertiría en un Shinobi hecho y derecho.

Asintiendo con la cabeza, le palmée suavemente un hombro, como si le estuviera diciendo que se podía ir. Este hizo dos reverencias, una a cada uno de nosotros dos, tanto a mi como a mi compañero canino, y luego se fue caminando con suma tranquilidad hacia el interior de la aldea. Luego de que desapareció de nuestras vistas, miré de reojo a Shiromaru, el cual había empezado a levantarse del suelo...
—¿Hoy me llevas de regreso?— Pregunté haciendo cara tierna con lagrimas de cocodrilo, o sea... falsas.
Shiromaru: —¿Y si te digo que no? ... mueve ese culo, Ezio, que para algo tienes las piernas, sciocco.— Mencionó mi canino, empezando a caminar tranquilamente por el sendero que nos llevaría hacia Kumogakure nuevamente. Yo suspirando profundamente, apurando un poco mi paso, me puse a su lado, acariciandole un poco el lomo y sonriendo de medio labio, para luego soltar una pequeña risa... Me llevé las manos a mi nuca, y tanto yo como Shiromaru, emprendimos el camino de regreso hacia nuestro hogar, el País del Rayo, la Aldea de la Nube...

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