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Información de Misión:

Durmiendo me encontraba, lo más tranquilo en el acogedor interior de mi casa. Los ronquidos de mi padre, los suspiros de mi madre, todos a la temprana hora de las ocho de la mañana se encontraban durmiendo, inclusive yo, que poco y nada hacía más que correr por los edificios y pensar que era un conocido asesino que se escabullía por las sombras, ahora tambien me tomaba un momento de merecido descanso. Pero ahora interrumpió mis horas de sueño... Un leve picoteo en el vidrio de mi ventana me obligó repentinamente a abrir los ojos como simple reflejo, normalmente me quedaría quieto y solamente bajaría la persiana de la ventana, pero no fue asi, ya que al ver una sombra tapar el sol que normalmente llegaría por alli, me sorprendí bastante, hasta el punto de caerme de la cama al rodar hacia un costado.

—¡Cazzo!— Exclamé al momento de caerme de la cama y no poder agarrarme para evitar el golpe contra el suelo.
Luego con bastante rapidez y agilidad, me levanté dando una vuelta de carnero hacia atras, mirando fijamente la ventana... Si, aún seguía aquella silueta grande sobre la ventana de mi habitación, en el segundo piso de la casa. Me acerqué afilando mi mirar, y noté que era un Jounin de Kumogakure, y parecía estar cargando una especie de pergamino con él, además... seguía golpeando con delicadeza la ventana, como queriendo que le abriera. —¿Que quieres?— Pregunté en un tono algo elevado para que el sonido lograra "traspasar" de alguna manera el vidrio, y el Jounin pudiera oírme.

Jounin: —¡Tengo una misión encargada para ti!— Exclamó el tipo, mirandome fijamente y mostrando el pergamino que ya había visto anteriormente.
Shiromaru comenzaba a despertar lentamente, dandose cuenta que para él, había un extraño en la ventana, por lo que con bastante rapidez, se subió al colchón de mi cama, y empezó a gruñirle a aquel Jounin que estaba esperando a que abriera la ventana.
Shiromaru: —¿Quien es? ... ¿que hace él aqui?— Preguntó mi compañero canino, mirando aún con suma desconfianza al Jounin que parecía algo confundido por la reacción de mi perro.
—Tranquilo... es un Jounin que viene a entregarme una misión.— Respondí lo más tranquilo posible, acariciando el lomo de Shiromaru.

Mi compañero animal bufó con cierto enojo, bajandose de la cama pero mirando de reojo al Jounin aún con cierta desconfianza, con el entrecejo apretado. Luego que se alejó, abrí la ventana y tomé el pergamino con una mano, mirando fijamente al Jounin.

—Eh, sciocco, haber si respetas las horas de sueño de los demás la proxima vez.— Le dije mientras cerraba la ventana. Sin decir nada, el Jounin desapareció, volviendo a dejar la luz pasar por la ventana. —Vaffanculo...— Insulté en mi idioma habitual, dejando el pergamino en la cama y comenzando a vestirme con el atuendo habitual de mi familia, la familia Auditore, del Clan Inuzuka.

Pasaron unos cuantos minutos, y bajé por las escaleras que daban desde mi cuarto, a la planta baja, ya que el segundo piso era especialmente mi cuarto, el "atico" de la casa por asi decirlo, pero que alli tendría la mejor privacidad posible, además era bonito, todo decorado según mis gustos. Cuando bajé, mis padres ya se habian ido, seguramente a pasear, o quien sabe que, aunque sus perros aún estaban ahi.

—Eh, Kuro, Pinku.— Mencioné respectivamente el nombre del perro de mi padre y el de mi madre. —¿Donde fueron i miei genitori?— Pregunté a donde habian ido mis padres, ya que aparentemente en casa no estaban.

Kuro: —Hm, piccoli, tus padres salieron de paseo al País del Té.— Respondió el canino más viejo.
Pinku: —Lo que él dijo, querido Ezio... ¿a donde vas?— Preguntó siempre cuidadosa la compañera canina de mi madre.
—Descuiden, se me ha encargado una misión, volveré en un par de dias.— Respondí sonriendo de medio labio, y sin tardar ni un segundo, me coloqué la capucha y les acaricié el lomo a ambos perros de mis padres, y mirando de reojo a Shiromaru, mi compañero, le guiñé el ojo e hice un pequeño movimiento con mi mano derecha para que comenzara a seguirme.

Comenzando a correr apenas salí por la puerta de mi hogar, voltee hacia la derecha por un callejón en el cual había algunas cajas, y salté por estas para llegar a un techo bajo de una casa en Kumogakure, y luego saltando de techo en techo iba corriendo por la ciudad junto con Shiromaru, dirigiendome hacia las puertas de la aldea, para asi presentar mi permiso de salida, pergamino el cual había tomado de sobre mi cama luego de haberme vestido. Lo presenté, y asi me dejaron salir, tomando recorrido rapido hacia el País del Fuego, y hacia el Tanzaku Gai.

El recorrido hasta el País del Fuego había sido bastante largo, aproximadamente un día y medio, tiempo en el cual casi no tomé ningun descanso, quizas algunos pequeños para beber agua o comer algo de las provisiones que había traído conmigo en un pequeño bolsito que cargaba a mi cintura. En un momento me subí a Shiromaru, siendo cargado por este para ir inclusive más rapido y llegar cuanto antes posible a Ciudad Tanzaku, donde seguramente ahi me estaría esperando el señor Feudal, al cual según el pergamino me informaba, se le había escapado su lobo/mascota, y ahora quería encontrarlo, aunque él no podía por sus propios medios, por eso contrató a un ninja de Kumogakure, en este caso, habré salido sorteado yo de tantos que hay en la aldea.
Subiendo a una colina no demasiado empinada, pude divisar a lo lejos, a un kilometro aproximadamente, Tanzaku Gai, el lugar a donde tanto yo como Shiromaru deberiamos ir para llevar a cabo la misión a cumplir.

—Shiromaru, ¿stai pronti?— Pregunté palmeando un poco el lomo de mi compañero.
Shiromaru: —Siempre lo estoy, Ezio.— Respondió en un tono animado.
—¡Vamos!— Exclamé agarrandome firmemente de su pelaje.

Mi canino a toda velocidad comenzó a correr hacia Tanzaku, la cual se nos iba acercando más y más, a medida que ibamos avanzando por el camino. Pasaron apenas dos minutos y habiamos llegado a las grandes puertas de Ciudad Tanzaku, una ciudad conocida por su gran economía comercial, tanto por pequeños puestos deambulantes, como companias conocidas mundialmente, aqui se podría encontrar de todo, y tambien se podía perder más ; En la entrada noté que a unos cuantos metros de nuestra posición, estaba parada una persona un tanto peculiar, sus ventimentas eran diferentes, muy diferentes a las de la personas que circulaban tranquilamente por las compuertas de Tanzaku, esta persona estaba vistiendo ropa elegante, de alta costura, y además miraba a todos lados como buscando a alguien, si... seguramente ese era el Señor Feudal.
Bajandome de Shiromaru, comencé a caminar dirigiendome hacia esa persona, enseguida cuando me divisó, me saqué la capucha acomodandome un poco la cinta que sujetaba mi cabello en una coleta de caballo.

Señor Feudal: —Tu debes ser el ninja que contraté para encontrar a mi querido lobo.— Dijo con una notable expresión de preocupación en su rostro.
—Esatto.— Respondí con un notable acento italiano. —Y este de aqui es mi compañero, Shiromaru.— Le señalé con mi mano derecha.
Shiromaru: —Hm.— Bufó como saludo desganado. —Hola...— Agregó desviando la mirada, como para no parecer tan "malhumorado".
Señor Feudal: —¿Entonces podrán encontrarlo?— Preguntó con cierto brillo en sus ojos, como si la esperanza de encontrar a su mascota le hubiese vuelto al cuerpo.
—Claro, pero deberá darnos algo que nos deje sentir el olor de su lobo.— Pedí cruzandome de brazos.
Señor Feudal: —Oh, si... haber si esto les sirve.— Sacó un trapo aparentemente algo viejo, con un intenso aroma a lo que los humanos normales dirian "Olor a perro".

Tanto yo como Shiromaru le echamos una rapida olfateada, fue demasiado facil, pero la fragancia no se sentía demasiado cerca, pero estaba dentro de Tanzaku, eso estaba seguro. Entonces haciendo unos rapidos sellos con ambas manos, ejecuté el único Jutsu de mi clan que me serviría en esta ocación, llamado "Gijyuu Ninpou: Shikyaku no Jutsu".
Mis uñas crecieron hasta afilarse, mis colmillos tambien, las pupilas de mis ojos se pusieron algo razgadas, y mis musculos se incharon un poco, además de ahora haber tomado una postura diferente, apoyando mis manos sobre el suelo, mirando de reojo a Shiromaru.

—Vamos...— Susurré en un tono muy ronco, y sin decir nada más, comencé a correr a gran velocidad. Saltando por los techos de la ciudad, seguía el rastro del olor que teniamos grabado en nuestras mentes, principalmente en la mia ahora que estaba bajo el efecto de aquel Jutsu Inuzuka que había activado sobre la entrada de Ciudad Tanzaku.
Shiromaru: —Está bastante cerca, lo puedo oler.— Me dijo mi compañero, mientras saltaba y corría junto a mi por los techos del Tanzaku Gai.
—Lo se, y creo que ya lo tenemos.— Sonreí de medio labio, pero siempre con el entrecejo apretado a causa de la gran adrenalina que por mi cuerpo estaba corriendo a causa del efecto de la técnica Inuzuka activada. Al sonreir de medio labio, me dejé caer por un callejón tirandome desde el techo de una casa con una altura aproximada de diez metros. El lobo que parecía estar lastimado y atrapado entre una pila de escombros, nos miró tanto a mi como a Shiromaru con bastante espanto, parecía debilitado y hambriento.
Desactivando el Jutsu que me permitía moverme más rapido y tener mejor olfato, quité los escombros de encima del lobo, y del bolsito que llevaba en mi cintura, saqué un pedazo de pan, dandoselo como pude, y este lo comió rapidamente. Cargandolo y poniendolo sobre el lomo de mi canino, comencé a caminar saliendo de aquel callejón.

—Shiromaru, encuentra y lleva al lobo a un veterinario, yo avisaré al Señor Feudal.— Ordené mirando de reojo a mi compañero.
Shiromaru: —Si.— Asintió con la cabeza y se desvió de mi, empezando a buscar lo que había ordenado.

Mientras tanto, yo me dirigí a toda velocidad, de nuevo saltando por los techos de Tanzaku, saltando y dando volteretas bastante acrobaticas, siempre me gustaba hacer eso. Luego al llegar de nuevo a las puertas, el Señor Feudal me miraba aún con cara de preocupación, y pocos segundos despues llegaba Shiromaru, con un poco de sangre en su pelaje blanco, a causa de las heridas que tenía el lobo.

—Encontramos al lobo, pero estaba lastimado y mi compañero lo llevó al Veterinario de la ciudad.— Mencioné poniendome la capucha, la cual me había bajado al llegar.
Shiromaru: —Está debilitado, pero se pondrá mejor.— Agregó mi canino.
Señor Feudal: —¡Oh gracias, mil gracias a ambos! ... estaré en deuda con ustedes.— Comenzó a hacer reverencias hacia nosotros dos.
—Sciocco, ve con tu lobo, rapido.— Dije moviendo una mano como en gesto para que se fuera.

El señor Feudal asintió y comenzó a caminar a paso ligero hacia el interior de la ciudad. Yo suspiré profundamente, llevandome las manos a la nuca y soltando un profundo bostezo, ahora deberiamos emprender viaje de regreso hacia el País del Rayo, hacia Kumogakure no Sato.

—Vamos Shiromaru, tenemos unos dias de viaje nuevamente... cuando lleguemos recuerdame de darte algo como premio.— Dije riendo, comenzando a caminar aún con las manos en mi nuca.
Shiromaru: —No soy un perro común, no me conformo con "premios".— Dijo algo gruñón.

Tanto yo, y luego Shiromaru, reimos a carcajadas mientras que comenzabamos a andar lentamente por el sendero de regreso, el cual nos llevaría hacia Kumogakure, hacia nuestro hogar, y con la frente en alto... al haber terminado nuestra primera misión de rango D...

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