Un remoto día Chiracu decidió abandonar Konoha, su aldea natal por razones desconocidas. Salió de su habitación con la vestimenta que normalmente utilizaba y una mochila con sus objetos básico y provisiones. Dió una excusa para salir de casa a su familia y se dirigió con cierta lentitud a las puertas de la hoja. Por el camino se sumergió completamente en sus alocados pensamientos sin prestar atención al exterior. Llegó a las puertas casi sin darse cuenta; seguidamente cogió su bandana de la hoja y con un kunai trazó una línea de un extremo al otra y se la volvió a colocar en la frente. Con pereza antes de adentrarse en el bosque Hanabusa miró por última vez su hogar y desapareció en las sombras. En el bosque caminaba lentamente sin decir nada y pensando otra vez en uno de sus absurdos temas. No prestaba atención al exterior e incluso no sabía a dónde dirigirse. Cuando le vino a la cabeza una de sus ideas descabelladas, ir a Otokagure y unirse a alguna organización criminal o simplemente destruir una pequeña aldea para llamar la atención. Sus planes para él parecían exitosos y firmes, pero en realidad no se sabe si es capaz de algo heroico.