Era una noche agradable en la aldea de Otogakure y un sujeto estaba a punto de entrar por el lugar, pues tenía un par de ideas para “remodelar” toda la zona, sería bastante divertido a decir verdad, además, tenía algo nuevo que quería probar y pensaba claro este es el lugar perfecto para hacerlo. Montañas a kilómetros de lejos, un simple campo de arroz con un par de casas y pequeños edificios, todo hermoso se podía ver desde la entrada. Poco a poco el shinobi caminaba por el sendero que dirigía hacia aquella aldea, solitario, sin ninguna banda shinobi ni capa de Akatsuki, tan solo sus ropas normales, como si de un viajero se tratase. Pocos minutos después llego a una parada “peatonal” por la cual debía pasar para considerarse en el interior de la aldea. Se detuvo y fue interrogado por un par de shinobis que preguntaban ciertas cosas, como el tiempo de duración, el motivo, y la procedencia, todo obviamente mentido fue lo que surgió desde la boca de tan audaz sujeto que tan solo deseaba “divertirse” un rato. Después de un par de minutos charlando con los dos ninjas que le habían parado el paso, decidió continuar su caminata pues había aceptado gustosos su presencia en la aldea, aunque no por mucho. Una sonrisa se hizo en los labios de Ecstasy quien comenzaba a caminar para ahora darle la espalda a aquel par de hombres y entrar por fin al lugar tan deseado. Sus ojos se posaban sobre los cielos, observando un par de aves sobrevolar las alturas, danzar con suma gracia entre las nubes, bailando la una con la otra.
Camino desapareciendo de la vista de sus amiguitos que le habían permitido el paso hacia el Armagedón, pensando en su habilidosa cabeza una manera para acabar con todo esto de forma rápida y sin mucha molestia. Ya después de pensar un breve instante, ideo un corto plan que le permitiría adquirir una gran ventaja incluso si venían a luchar una gran cantidad de personas, pues su hermoso plan tendría un rango de acción bastante interesante.