Una agradable compañía

Tema: Una agradable compañía Vie Jun 10, 2011 4:52 am

Era un día hermoso en el que gran astro de fuego brillaba intensamente , el cielo se encontraba despejado y el aire soplaba tranquilamente era un día excelente para salir a caminar por las hermosas montañas del país de el fuego y disfrutar de la naturaleza y convivir con ella.

El joven Keita se encontraba paseando por la falda de una de aquellas hermosas montañas debido a que buscaba despejarse de la gente , las guerras y los problemas que envolvían al mundo ninja , solo llevaba consigo una mochila en la espalda la cual contenía un botiquín de primeros auxilios , agua y comida no perecedera.

La razón por la cual había decidido despejar su mente era por las inmensas guerras que estaban haciendo que el mundo se dividiera y eso hacía que el chico se sintiera triste debido a que aún no poseía la fuerza suficiente para intentar arreglar a este mundo que cada vez se podría mas , su madre al igual que el se sentía frustrada al no poder hacer frente a tanto mal que avecinaba a la aldea , lloraba por las noches creyendo que su hijo se encontraba ya dormido , pero este siempre escuchaba los lamentos de su bondadosa madre que lo único que pedía al señor era que el mundo volviera a ser aquel lugar pacífico en el cual reinaba la paz y tranquilidad , por esa razón Keita estaba decidido a convertirse en alguien importante para la aldea y defenderla a toda costa.

Tras haber avanzado por un largo periodo de tiempo , el genin se encontraba algo cansado y con gotas de el sudor recorriendo desde su frente hasta su pecho dejando su playera empapada en sudor , debido al cansancio muscular que este tenía decidió que era momento de pararse a descansar en uno de los árboles que cubrían toda la montaña , mientras se podían escuchar el resoplido de las hojas y el cantar de las aves , se acostó sobre el césped mirando hacia el cielo y de tan tranquilo y armónico que era aquel hermoso sitio , el chico se quedo dormido en el bosque.

Tema: Re: Una agradable compañía Sáb Jun 11, 2011 3:07 am

Aquellas almendradas orbes reverberaban como una disolución de piedras preciosas ante los rayos de sol que penentraban sutilmente la ventana. Una mirada que cautivaba y transmitía rencor, una mirada que destrozaba y que contemplaba embelesada aquella copa con vino que sostenían sus manos. Sus rosadas yemas hacían una terrible presión sobre la membrana de vidrio. Sus ojos parecían arder entre la luz y los recuerdos que traía a su mente. En su estado taciturno, inconsciente, hizo crujir el vidrio reduciendo a fragmentos la copa, vertiendo el líquido carmesí sobre sus pálidas manos y escurriendo hasta el suelo.

En su interior yacía una revolución provocada por sus enredadas reflexiones que se acrecentaban en la soledad y, pese a que carecía de compañía, en el ambiente se podía respirar la tensión. Las tribulaciones y problemas tanto propios como ajenos le orillaban a encerrarse entre esas cuatro paredes buscando con afán una solución, pero más que nada lo suponía una distracción en aquella inerte aldea. Caminó hasta el escritorio y hurgando en el cajón central extrajo un pañuelo blanco y bordado con sus iniciales. Como rayo, un pensamiento le hizo recobrar por completo la conciencia; mientras otros sembraban el caos entre las aldeas ella permanecía encerrada buscando respuestas en el sitio equivocado, al igual que muchos otros líderes.

Sin dudar un segundo tomó su capa del perchero, guardó el pañuelo en uno de los bolsillos internos de la misma y dirigióse presurosa hacia la salida. En cuanto se encontró ahí mandó ordenar por uno de sus más rápidos caballos, su medio de transporte favorito. La pelirroja era aficionada a estos, especialmente a los de Sunagakure, desde su infancia había convivido con ellos y poseía una habilidad nata para montar. Su destino como tantas otras veces era aleatorio. Sus rojizos cabellos ondeaban en conjunto al ritmo de la cabalgata.

Pronto el día cedió a la tarde y esta a un aire más fresco. Había ido a parar a parar a la entrada de un bosque situado en la periferia del país del Fuego y del que se presumía era uno de los más sublimes entre todas las naciones. Su introducción fue tal que ingenuamente creyó no encontrarse con nadie hasta que, después de transcurrida una media hora le miró, ahí, tendido a los pies de un árbol, un jovenzuelo de cabellos blancos y semblante pacífico. Se detuvo a varios metros de distancia, descendió quitándose la capa y ató las riendas del animal a una rama bien maciza. Sin ocasionar siquiera ruido se acercó lo suficiente como para escrutar cada centímetro de su cuerpo o hasta donde le permitían sus ropas. Arqueó la ceja y se volvió dejando escapar un pesado suspiro mientras buscaba en su bolsita de cuero algo que masticar.

Tema: Re: Una agradable compañía Sáb Jun 11, 2011 4:37 am

Los minutos continuaban avanzando convirtiéndose en horas , el sol se comenzaba a ocultar entre las montañas tornando el cielo color rojizo y las aves seguían cantando , los árboles seguían bailando al son que el viento marcaba , todo estaba tan tranquilo y pacifico en aquel hermoso bosque el cual estaba situado en la falda de la montaña , empezaba a refrescar y el joven Keita aún se encontraba dormido sobre aquel cómodo césped por lo que no pudo percatarse de que había llegado una hermosa señorita a el lugar en donde el se encontraba descansando.

Al mismo tiempo que llegaba la hermosa joven , el chico se encontraba soñando con la aldea de Kirigakure , no podía sacarse la imagen de su madre llorando y suplicando por que alguien ayudase a la aldea , Keita sabía que la aldea carecía de Shinobis leales y que fueran capaces de dar la vida por su aldea , por lo que estaba planeando el sacar a su madre de dicho territorio para inmigrar a un país nuevo en donde la situación se encontrara más tranquila.

Entonces el sueño paso de ser algo tranquilo a revivir el día de el asesinato de su padre , aquel trágico suceso el cual marco su vida y la de su madre para siempre y también fue el día que nacieron aquellos misteriosos poderes con los cuales acabo con las vidas de todos los bandidos involucrados en dicho asunto y debido a esto cuando utiliza su chakra su cuerpo , forma de ser y mentalidad cambian drásticamente por que su ser se divide en el lado bueno y malo , tornándose la mitad buena blanca y la mitad negra mala.

Tras esto su respiración comenzó a agitarse y su pulso cardíaco se elevo por las nubes , causando que este despertase bruscamente de aquella pesadilla , ahora ya estando despierto nuevamente , se agarro el rostro y comenzó a secarse las gotas de sudor que corrían de su frente hasta su mentón.*Fue solo una pesadilla*Pensaba el chico mientras que su ritmo cardíaco volvía a la normalidad , tras esto se dio cuenta de que se había quedado dormido mas de el tiempo previsto ya que ahora el cielo tenía un semblante rojizo , por lo que procedió a levantarse y al momento de dar la vuelta vio la espalda de una señorita la cual tenía una piel blanca , un pantalón corto de color negro en conjunto con un cinturón blanco y al parecer un sostén color negro , esto debido a la tela que se veía por atrás, el color de su cabellera era un tono pelirrojo , largo y lacio , usaba unas mallas de color rosa y su cuerpo hacía que cualquier hombre se viera atraído a mirarla , sin embargo Keita se intentaba resistir a aquellos impulsos y batallando para entablar una oración saludo a la hermosa damisela-Bue, buenas tardes , señorita, qu, que hace alguien tan he-hermosa como usted por estos lares.Musitaba el joven de 18 años un tanto nervioso y volteando hacia otro sitio debido a lo apenado que se encontraba y esperaba a que esta no se burlase de el , mientras que aquel hermoso paraíso en el que ambos jóvenes se encontraban se ponía algo más romántico.-Por cierto , mi, mi nombre es Keita.Decía ahora con un poco mas de confianza en si mismo y a la espera de la respuesta de aquella kunoichi a la que aún no había tenido la oportunidad de contemplar su rostro.

Tema: Re: Una agradable compañía Sáb Jun 11, 2011 10:33 pm

El sol se filtraba con carencia por las frondosas copas de los árboles creando un espectáculo de luces y bellos colores. Los rayos se refractaban en el cabello de Chanel ocasionando un leve fulgor; la variedad de tonos verdes parecían hacer las veces de pequeños vitrales. Su diestra jugaba con un pequeño y compacto paquete en forma de cubo que había extraído de aquella bolsita de cuero. Estaba perfectamente envuelto en un papel amarillento para evitar las miradas curiosas, en el reverso contaba con algunas recomendaciones de uso y una que otra precaución para cualquier torpe que se atreviera a hacer uso de su contenido.

Lo desenvolvía a la par que caminaba alejándose del peliblanco. Eran un par de hojas frescas que usaba ocasionalmente para las jaquecas que padecía, aunque admitía que cuando estas no le sobrevenían las consumía por el mero placer de desprenderse de su conciencia, de sublimar esos pensamientos que martillaban su mente y que por más intentos que hiciera no podía desprenderlos de sí. Su prisión eran ellos, su sombra y esa sutil voz susurrante que no le abandonaba las espaldas. Hacía años que intentaba deshacerse de sus fantasmas pero entendía que eran parte de la sentencia de su vida.

La corta edad de su físico no era un impedimento para poseer una mayor mentalmente, razón por la que siempre había asumido papeles que quizá sólo un adulto podía navegar con avidez, sin embargo no todos contaban con la entereza suficiente y era donde sucumbían presas de la desesperación y frustración. Transcurridos unos meses después de su ascenso, su personaje aún era poco conocido, la situación se había tornado repetitiva y vacía.

Todas las noches solía dar su característico paseo por la silenciosa aldea y siempre retornaba a la misma hora a hundirse entre los polvorientos documentos de la biblioteca del edificio bajo su bebida favorita y con esos paquetitos siempre en mano, por si las dudas. Su intrépida vida de logros y viajes se había reducido a la monotonía de los días, por ahora y hasta que sacara el máximo provecho de su posición.

Consumirlas era como un insomnio dentro de un insomnio y en compañía de tal lugar era alcanzar un estado ideal. El borde de una rozaba sus labios, pero una tembeleque voz interrumpió su mágico ritual, crespándola por completo y haciendo que hundiera la cabeza elevando los hombros. El durmiente había despertado seguramente después de varias horas de placentero sueño. Le miró por el rabillo del ojo y respiró profundamente al escucharle balbucear las primeras palabras y a las cuales no emitiría respuesta.- Chanel... - Respondió casi al aire guardando su "remedio" de nuevo en la envoltura y desatando las riendas del caballo.

Tema: Re: Una agradable compañía Sáb Jun 11, 2011 11:22 pm

El tiempo seguía su camino y el joven que recién había despertado aún un tanto nervioso debía de hacer algo ya que al parecer la señorita que se encontraba en frente de el estaba a punto de partir esto debido a que había prestando atención a los movimientos de la pelirroja y esta desató las riendas de su caballo , por lo que sin pensarlo se dirigió hacia donde estaba situada la damisela y yendo en contra de su forma de ser , cogió la mano de la chica con suavidad para intentar girar su cuerpo hacia donde el se encontraba , había sido una acción tan rápida y espontanea que ni siquiera el sabía en lo que iba a terminar ya que al ver el rostro de aquella damisela con los ojos color miel y encantadores , unos pómulos marcados , la nariz pequeña y muy linda y unos hermosos y delgados labios rosados , todo esto le hizo sentir algo diferente en su interior, una especie de cosquilleo que recorría su cuerpo y este no sabía de lo que podría tratarse.

En ese momento el viento arreció haciendo que la capucha que llevaba puesta Keita haciendo que su cabello empezase a fluir con la corriente , mientras que la luz de el entorno alumbraban los ojos azules de el chico haciéndolos brillar en un tono mas intenso, el corazón de el muchacho había empezado a bombear mas sangre debido a los nervios que sentía , pero este intentando controlarlos intentando entablar una frase coherente.-Señorita Chanel , esta por anochecer y este lugar se convierte en una zona muy peligrosa para que alguien tan bonita como usted ande merodeando sola.En la mirada de el peliblanco se podía denotar preocupación y sinceridad mientras que aún se encontraba ruborizado y algo preocupado debido a la reacción que pudiese tener la joven de finas facciones , algo apenado debido a lo que acababa de hacer , giró la cabeza intentando evitar el contacto visual con la señorita.-Si gusta puedo hacerle compañía para que este mas segura mademoiselle Chanel.Entoncaba Keita al instante que soltaba la mano de Chanel con cuidado y se giraba completamente debido a la timidez que le surgía cuando hablaba con las mujeres.-Espero que no se enoje señorita , pero mi madre me dijo que hay que cuidar a las mujeres y protegerlas.Musitaba algo mas tranquilo y a la espera de lo que pudiera acontecer por las acciones que había realizado.

El Astro Rey lentamente se empezaba a ocultar tras las montañas haciendo que la luz de la luna comenzase a hacerse presente , la temperatura estaba descendiendo y aullidos acompañados de otro tipo de ruidos comenzaron a escucharse por todos los alrededores , lo mas conveniente ahora era el hacer una fogata y pasar la noche en ese lugar , ya que con el fuego no se acercarían los animales salvajes y aparte mantendría calientes a ambos , pero todo esto debía de esperar a lo que fuese a exclamar la señorita de ojos color miel ya que las acciones que había realizado Keita habían sido muy atrevidas y espontaneas por su parte y si esta tenía la intención de golpearlo o decirle malas palabras no haría nada para defenderse.