No era muy tarde, no tenia mas que hacer el mizukage no se encontraba en su oficina así que decidí salir un poco a estirar las piernas. Emprendí una caminata algo larga hasta llegar ah un extraño pero hermoso lugar, eran unas montañas cubiertas con un blanco y hermoso manto de nieve, era verdaderamente hermoso y tranquilo ese lugar, estaba tan callado que podía escuchar casi el palpitar de mi corazón, decidí avanzar hasta adentrarme lo suficiente como para perder el camino. < Que horas serán? < Dije para mi mismo mientras continuaba avanzando adentrándome un poco más a las montañas.