« Wнσ αяє уσυ? ... » {Sσcιαℓ - Mα∂ηєѕѕ}

La tranquilidad era lo que yo más admiraba y respetaba por sobre todas las cosas, siempre dije que... los apurones llevan a hacer las cosas mal, y con mucha razón, que yo recuerde cada cosa que he intentado hacer velozmente para quitarmelas de encima, las he terminado haciendo muy mal, inclusive con resultados desatrosos para ambas partes, o sea... tanto para lo que estoy haciendo, como para mi... Inclusive algunas veces tambien le tocaba a Shiromaru o por mera casualidad y mala suerte de haber estado ahi en mal momento, o por estar ayudandome (Obligado) a hacer cosas que nadie en su sano juicio haría.
Pero ahora estaba en esos dias donde mi mente no se descontrolaba, no se me ocurririan ideas locas hoy, solamente pasearía con Shiromaru por el bosque, ese bosque que estaba no muy lejos de Kumogakure, aproximadamente a unos treinta minutos manteniendo una caminata taciturna, lenta...

—Cazzo... sabía que me había olvidado de algo.— Musité pegandome en la frente con mi mano izquierda, bajandome la capucha luego de haber hecho eso.
Shiromaru: —Sciocco... menos mal que te dije, si serás tonto.— Bufó mi compañero albino, cabezeandome con suavidad una de mis piernas. Pero igualmente seguimos caminando por aquel bosque, hasta que encontramos un amplio claro, donde el cesped era lo que más abundaba ahi, era alrededor de un circulo irregular formado por los arboles y el centro "limpio" de alrededor de unos cincuenta metros de diametro aproximadamente...

Hoy había despertado temprano, cosa rara en ella, ya que siempre solía dormir hasta horas de la tarde. Se había levando con energía, había hecho papeleo, leído cosas, entrenado un poco entre otras cosas, más que nada estúpideces. Luego de que pasara la mañana decidió salir a pasear un rato, últimamente se encontraba algo estresada, tensa, entre otras cosas. Salió de la tan tediosa guarida, donde casi siempre se encontraba, rara vez se alejaba de ella, no le gustaba salir mucho, pero tampoco le gustaba estar encerrada todo el tiempo. Ya una vez fuera de la cueva, caminó, dirigiéndose a un bosque cerca de allí, solía ir allí a relajarse a pensar y vagar.

—Al fin...- Susurró mientras paraba frente de un claro. Comenzó a caminar, para llegar al centro de allí, donde solía estar más limpio. Se detuvo en seco al notar el hablar de unas personas. —¡Carajo!- Pensó mientras llevaba su mano hacia su capa la cual no tenía, la había olvidado en la cueva. —Hoy... no es mi día...- Pensó mientras soltaba un suspiro, pero por lo menos sin la capa quizás pasaría por desapercibida un poco.

Luego de unos segundos pensando que hacer, decidió lo más fácil y tranquilo... quedarse porque le daba pereza irse todavía. Caminó hasta quedar a un lado de un árbol, en el cual pasaba un poco de luz, y se recostó contra el, cerrando sus ojos, con tranquilidad.

El día estaba plenamente soleado, quizas alguna nube perezosa, serena, se encontraba paseando taciturna por el cielo, por aquella amplia cupula celeste, la cual era iluminada en toda su totalidad por el astro mayor, el sol que nos otorga aquel calor que hasta a mi estaba empezando a hacerme efecto. Tenía mucho ropaje encima, por lo que quitandome la chaqueta con capucha que llevaba por encima, me quedé con la camisa puesta por debajo. Suspirando profundamente, miré de reojo a Shiromaru, y este asintiendo con la cabeza como con cierto enfado, se alejó de ahi, volviendo hacia Kumogakure, ya solamente con mirarnos nos entendiamos perfectamente, esta vez era para que fuera a traer algo para comer.
Mientras esperaba a que mi compañero canino volviera, tardaría unas horas para volver eso seguramente, pude divisar al otro lado del claro, no demasiado lejos, a una chica de cabellos largos y oscuros. Sonreí de medio labio y acomodandome un poco el cuello de la camisa, sosteniendo la prenda superior que me había sacado con anterioridad por encima de uno de mis hombros, me fui acercando a la chica, y al estar a unos 3 metros lejos de ella, alcé la mano libre...

—¡Ciao! ... ¿que tal?— Saludé con bastante efusivismo, mientras con rapidez le echaba una ojeada de pies a cabeza a la joven, si, realmente atractiva, una "bella donna" como yo la catalogaría. Habiendome acercado lo suficiente, me quedé a unos cuantos pasos separado de ella, bueno, casi un metro y medio nomás, esperando alguna respuesta por parte de ella...

Estaba callada, tranquila, todo era silencio, claramente quitando los sonidos de la naturaleza, pero esto duró poco ya que de un momento a otro se escuchó una voz. Un suspiro soltó y abrió sus ojos, clavando su mirada carmesí sobre aquel hombre que estaba frente de ella. —¿Ciao?- Susurró, algo extrañada por la palabra, nunca antes la había escuchado, pero de seguro sería como un ''Hola'' o eso pensó. —Hola... Pues supongo que bien ¿usted?- Preguntó intentando sonar ''educada'' aunque en realidad no le importaba mucho.

Con pereza se levantó de donde se encontraba, y caminó la poca distancia que los separaba a ambos. Con un dedo tomó del mentón al muchacho, examinándolo detalladamente, luego de unos segundos lo soltó y se alejó unos pasos, como si lo que acababa de hacer era lo más común de todo el mundo. —¿De donde eres?- Preguntó en una voz suave mientras llevaba una mano a su cintura.

Mientras la chica se encontraba sentada en el suelo, al escuchar mi voz, ella parecía preguntarse que había dicho, seguramente por mi saludo en aquel idioma que aún no me acostumbraba abandonar, ya que... a pesar de tanto tiempo viviendo en Kumogakure, no se me iría por nada el acento "Italiano" que aún mantenía desde pequeño. La joven de cabellos azabache mirandome fijamente con su mirada carmesí, me preguntó como estaba, pero se denotaba como cierta "distancia" en sus palabras, como si fuera más un protocolo lo que ella preguntaba, más que por simple interés. Igualmente, sonriendo de medio labio y desviando por apenas medio segundo mi mirada, apreté mis labios entre si como para humedecerlos con mi saliva. —Muy bien, grazie per avermelo chiesto, gracias por preguntar.— Dije con el notable acento italiano que tanto me caracterizaba.

Luego de unos segundos de haber respondido, la chica se levantó de su lugar, acercandose y acortando por completo aquella distancia pequeña que nos separaba, tomando con un dedo mi mentón, y mirandome como si estuviera inspeccionandome, a principio solamente me dejé hacer, alzando una ceja y sonriendo de una manera un tanto picara, con cierta mirada de seductor, sin importar que la chica no sintiera absolutamente nada. Luego de escuchar su otro comentario, puse una mano sobre la parte baja de mi espalda, y con la otra mano, tomé una de las de la chica, inclinandome en una especie de reverencia, y besé la parte superior de su mano, la palma exterior.

—Soy Ezio Inuzuka Auditore, de Kumogakure...— Me presenté con nombre y procedencia, para luego levantar un poco mi mirada, aún estando inclinado. —Piacere di conoscerti.— Agregué, volviendo a ponerme derecho y soltandole la mano que había besado, poniendome una mano en la cadera, para asi ponerme un poco más comodo estando parado. —¿Y tú? ... ¿como he de llamarte?— Pregunté sonriendo de una manera que mis dientes se notaran apenas.

—Qué mier...- Pensó al notar como tomaba su mano y se inclinaba, era realmente raro ese acto. Para su sorpresa besó la ya mencionada, eso era... algo... ¿caballeroso? Quizás, sin duda, era el primero en hacer tal cosa y de seguro el único, la gente siempre por una ''extraña'' — Por lo menos eso pensaba ella — razón siempre intentaba alejarse, no estar cerca de ella, por miedo, oh quizás porque sabían quien era, que había hecho antes, y de lo que era capaz. Igual, eso no importaba mucho ahora. —Un placer conocerle, Ezio-san. - Susurró mientras sonreía levemente, y mirando con suma atención cada movimiento hecho por el chico.

—Yoko Le'Cromwell... Se puede decir que una vez fui de Konohagakure. - Respondió ladeando levemente la cabeza, no era prudente andar diciendo por hay, a cualquier persona ''Hola soy Yoko Le'Cromwell, Líder de Akatsuki'' Esa idea causaba un poco de gracia en ella, era bastante estúpida al decir verdad. —En fin...- Susurró mientras daba un paso hacia un costado y caminaba a paso lento por el lugar, mirando una que otra flor que había por ahí. —¿Tú perro? - Preguntó volteando, mirando al chico, era obvio que tendría un perro, como todo Inuzuka, pero era raro que el no estuviese con su amo.

—"Yoko, interesante nombre..."— Pensaba mientras aquella chica se estaba presentando ante mi, dijo que una vez fue de Konohagakure, ¿eso significaba que era una exiliada, renegada de la aldea?.
No importaba demasiado, realmente me daba igual lo que fuera, siempre y cuando su trato no fuese hostil hacia mi persona, todo estaría más que bien. Asintiendo la cabeza tambien por cuando dijo que era un placer conocerme.
Sonriendo de medio labio, me crucé de brazos mientras notaba como ella daba un paso hacia uno de sus costados, y empezó a caminar lentamente por la zona, parecía que viera unas flores o esas plantas hermosas que estaban creciendo cerca de los arboles y en casi todo el claro de pasto que había en el medio.
Me preguntó por mi perro, pregunta que me hizo reir un poco ya que había recordado que lo había mandado de nuevo a Kumogakure para traer la comida que YO me había olvidado, pero decirle aquello a la joven seguramente me haría quedar como un total idiota, y realmente tampoco tenía ganas de mentir, asi que suspirando algo "avergonzado", aunque de vergüenza no tenía ni un poquito ahora mismo, le contesté en un tono algo "ronco"...

—Pues, como me olvidé de la comida, se fue a buscarla de nuevo a Kumogakure, dudo que llegue aqui hasta dentro de unas horas... Cazzo, odio olvidarme de las cosas.— Musité llevandome las manos a la nuca y soltando una pequeña risa. —Y dime... ¿que haces por aqui, Yoko? pocas veces tengo la oportunidad de ver tan bella donna, tal hermosura de mujer.— Dije sonriendo de manera seductora, alzando una ceja y aún con mis manos en mi nuca, habiendo dejado mi chaqueta sobre mi hombro derecho.

Al escuchar la respuesta del muchacho no pudo evitar soltar una pequeña risa, parecía algo torpe al decir verdad el joven muchacho, pero bueno, nada se podía hacer ante eso. ‘‘Tal hermosura de mujer’’ sin duda, este tipo estaba loco, nunca le había llamado de tal manera, bah, si lo habían hecho, pero los que le llamaron de esa manera eran simple basura, que solo buscaban algo a cambio, un favor, poder, unirse a su organización, pero el ni sabía quien era ella realmente así que de seguro, solo hacía eso porque era dos cosas, una, un mujeriego o dos, de verdad pensaba eso. Yoko, ladeó la cabeza y eligió la primera opción.

—Pues, solo eh venido a despejar mi mente, suelo venir aquí seguido.- Contestó tranquila mientras lo miraba tranquila, con un rostro tanto inocente, cosa rara en ella. —¿Tú que haces por aquí? No es común ver a gente por aquí.-Le comentó sincera, mientras caminaba hasta una roca, y se sentaba en ella, la cual era un poco alta, ya que al sentarse en ella sus pies no tocaban el piso. Comenzó a mover los mismos, como si fuese una niña, esperando la respuesta del chico.

Notando que las miradas de la joven Yoko cambiaban enseguida luego de que le había soltado aquel pequeño piropo, desvíe un poco la mirada hacia un costado, llevandome la mano derecha hacia mi mentón, pensando que seguramente se había dado cuenta que era un mujeriego, bueno... no me catalogo asi realmente, sino que... no soy hombre de una sola mujer, al menos no ahora, soy demasiado joven y esas cosas de trivalidades como las parejas, el amor y todo lo demás que conlleva el noviazgo, eso aún no era para mi, y pienso que para nadie de mi edad. Escuchando su primer comentario, seguido de aquella pregunta que me hizo, se sentó en una roca, moviendo un poco sus piernas como si se tratase de una niña pequeña, realmente una visión bastante bonita, peculiar le diría yo, ya que Yoko parecía ser de esas chicas no demasiado "habladoras" si es que la palabra es correcta.

—Ahá...— Asentí con la cabeza poniendome una mano en la nuca, y otra mano en la cintura, habiendo caminado junto a ella y poniendome al frente de ella, viendola a los ojos. —Pues en este lugar, el cual no pienso llamar "mio", ya que es parte de la naturaleza...— Me tomé una pequeña pausa por culpa de una pequeña toz traicionera que me vino repentinamente. —Disculpa... como decía, siempre vengo a este lugar cuando quiero paz, a veces ser un Ninja significa mucho estrés, y más cuando eres el Lider del clan al que perteneces.— Mencioné sonriendo de medio labio, cruzandome de brazos y poniendo un pie apuntando hacia un costado, para ponerme más comodo mientras seguía parado.

Mirando fijamente a la chica, dibujandoseme una leve sonrisa en los labios, cerré los ojos por unos momentos y luego se me escapó una pequeña risa. —Perdonami, me rio por que seguro piensas que soy un Donnaiolo, un Don Juan, ¿o me equivoco, Yoko?— Pregunté alzando una ceja y mordiendome disimuladamente el labio inferior, esperando su respuesta, a la cual seguramente ya tendría respuesta enseguida, o al menos eso esperaba de ella, una chica la cual parecía no andarse con rodeos, ni mucho menos tener pelos en la lengua...

Miró con atención cada uno de sus movimientos, ¿Líder de su clan? Líder Inuzuka… Interesante sujeto. —Pues yo soy o por lo menos antes era Líder de mi clan… Uzumaki.- Dijo mientras ladeaba un poco la cabeza y se recargaba en una mano, apoyándola en la roca. —Actualmente no se si lo sea realmente, tampoco es algo que me importe mucho, tengo cosas más importantes que pensar.- Comentó mientras le miraba sonriendo levemente.
Al notar la mirada del masculino sobre ella, Yoko hizo lo mismo, solo que levantando una ceja, algo extrañada por su reacción. No pudo evitar reír levemente ante su pregunta, cosa a la cual asintió, no era de mentir… por lo menos no mucho. —Exacto, por como te comportas, actúas y esas cosas se nota, intentas parecer ‘‘sensual’’ y esas estupideces.- Dijo sin rodeos. —Conozco y conocí mucha gente como tu, a lo largo de mi vida.- Susurró, a pesar que aparentaba unos 16 o 17 años, tenía más que eso, su inmortalidad le ayudaba a ocultar la edad, hace mucho no envejecía ni nada de esas cosas, como si su tiempo se hubiese detenido.

—No te culpo, es común a tu edad.- Musitó con total tranquilidad, sonriendo. —¿Te molesta que piense eso de ti?- Preguntó vagamente, en realidad no le importaba mucho si le molestaba o no, nada iba a cambiar su pensar.

Asi que lider del Clan Uzumaki, bueno, por más que quizas ahora no lo fuese, había sido Lider de un Clan muy conocido. Mirandola fijamente a los ojos, notaba como me miraba tambien, soltando una pequeña risa cuando le pregunté si me concideraba un mujeriego, y ella asintiendo con la cabeza me respondió con unos comentarios que me hicieron reir hasta a mi, ¿asi que hacerme el "sensual"? ... bueno, está bien, debía admitirlo que cuando veía a una chica interesante, hacía todo lo posible por al menos parecerle tambien interesante, por más que tuviera que mentir, que exagerar mis acciones, si era posible hasta mentiría si es que la situación lo solicitaba. Pero obviamente, esta chica era diferente, no era como todas las demás en Kumogakure, que me sabía hasta el color de cada ropa interior que usaban, no... Yoko al menos decía las cosas de frente, mantenía un respeto ya que no me conocía lo suficiente, pero si podía decir que al menos me gustaba su manera de ser, tan ... "inocentemente directa".
Preguntó si me molestaba que me dijera las verdades al rostro, yo negué con la cabeza y dejando el saco aquel con capucha que estaba incomodamente cargando en mi hombro, lo dejé en la roca al lado de Yoko, sonriendo de medio labio.

—No me molesta en absoluto, pero supongo que será más dificil de lo que pensaba...— Susurré cerrando los ojos y mordiendome el costado derecho del labio inferior, donde ahi tenía la cicatriz de una herida que me había hecho de joven. —Será dificil recibir un beso de esos labios tentadores, lo admito... no soy de los que mienten, Yoko.— Agregué alzando un poco la vista al abrir los ojos, cruzandome de brazos y fijando mi mirar de nuevo en sus orbes. —¿Que? ... ¿a ti te molesta que desee tus labios?— Pregunté riendo con ganas, mordiendome de nuevo ese costado derecho del labio inferior, apretando un poco la carne y humedeciendo mis labiales con mi lengua, habiendo metido mis labios dentro de mi boca apenas un poco.

—¿Deseo? Es un simple capricho.- Contestó mientras entrecerraba sus ojos, ladeando la cabeza y mirándolo atentamente. —Tiene una manía con morder sus labios...- Pensó vagamente, mientras soltaba un suspiro y volteaba, mirando la ropa dejada al lado de ella, tomándola como si fuese algo suyo y revisándola. —Jugaré contigo un rato...- Susurró divertida, mientras lo miraba sonriendo, se había aburrido, y como no había nada más que hacer solamente se tendría que entretener con el chico, el cual de seguro no se negaría.

Dejó el saco de el chico en donde lo había dejado anteriormente. Estiró sus brazos y tomó al chico de los hombros, sin delicadeza alguna. Tiró de los mismos, atrayéndolo hacia ella, así abrazándolo y quedando el entre sus brazos. Apoyó su cabeza en el hombro de el, y solamente se quedó abrazada. —Así comenzará mi pequeño juego, Auditore. -Susurró en su oído, en un tono suave y tranquilo, algo dulce o por lo menos intentando eso. Su juego, hace mucho tiempo no lo hacía, solo consistía en tentar, provocar y esas cosas a las personas, ya sea enojándolos o otras cosas. —Un juego, a nadie afecta... Creo.- Pensó dudando un poco, la última vez que jugó con alguien esa persona quedó obsesionado con ella, haciendo cosas raras para llamar su atención, aquella experiencia para la chica fue un tanto... ¿Rara? Quizás, más ahora no importaba, ya había comenzando el juego, con aquel simple abrazo.

Riendo ante su comentario por lo que yo había dicho, quizas sería cierto, quizas fuese un simple capricho de mi mente jugandome una mala pasada, quien sabe, pero ahora mismo no sabía que era verdad y que era mentira, siempre me guié gracias a mi familia por una sola frase... "Nada es verdad, todo está permitido". Quizas yo me la tomaba muy a pecho las palabras de mi Gremio, o quizas inclusive las malinterpretaba, no podía ponerme a pensar demasiado en aquello... Yoko tomó mi ropa, mirandola como si le perteneciera, no me molestaba en absoluto, lo más importante de mi traje lo tenía en mi muñeca izquierda, asi que no me preocupaba demasiado por aquello. Soltando una pequeña risa cuando mencionó aquello de jugar conmigo, la miré alzando una ceja, como sin creerle demasiado sus palabras, pero parecía ser que ella era chica de cumplir esas cosas que dice, por lo tanto... quizas "jugar" un rato no sería problema para mi, al final de cuentas estaba acostumbrado a hacer lo mismo una y otra vez...

—Yoko, no sabía que te gustaba jugar...— Susurré sonriendo de medio labio, de una forma sumamente picara. Ella dejó mis ropas a un costado de nuevo donde yo las había dejado, tomandome de los hombros sin cuidado o delicadeza alguna, tirandome hacia ella y me abrazó firmemente, apoyando su cabeza en uno de mis hombros y susurrando algo a mi oído, lo que me hizo sonreir de medio labio. —"Asi que ya comenzó su juego... veamos que hace."— Pensé soltando una pequeña risa y posando sin ningun respeto, mis manos en su cintura.
Mirandola de reojo fijamente a su mirar, me mordí de nuevo la cicatriz de mis labios, tanto el inferior como el superior, más que costumbre era ya una manía, siempre que había alguna femenina cerca de mi, era como si esa zona comenzara a picarme o inclusive a molestarme, y solo mordiendome se calmaba esa sensación "incomoda". —No creas que me quedaré cruzado de brazos, Uzumaki.— Susurré a su oído tambien, relamiendome el labio inferior apenas un poco, de forma disimulada, y luego rocé mis labios sobre una de sus mejillas, sintiendo aquella suave piel, parecía como si estuviera sintiendo seda en mis labios.