Misión Rango S - En progreso.

Misiones, que pereza y pérdida de tiempo. Pensaba yo a cada momento, no había nada que detestara más que hacer misiones. Claro, tenía que admitir que no todas eran como lo creía de principio, más de alguna siempre solía ser interesante y por que no? Divertida. Esperaba que este fuera uno de los casos, todo en las últimas semanas había resultado aburrido y agobiante, a tal grado de que hartaba solo el hecho de tener trabajo que hacer, solo quería descansar. Una mala semana, pensaba. Para mi gran fortuna había podido dormir correctamente la noche anterior, todo en orden, descansando como es debido, sin interrupción alguna y con tranquilidad y silencio dominantes. Había despertado de un peculiar buen humor, después de una noche tan tranquila y relajante ese era el resultado. Aunque aún tenía pereza por la misión, ahora estaba en mejor estado, no había otra opción más que hacerla, ella me aseguraría mi ascenso a Sannin, lo que deseaba desde hace bastante tiempo, no desaprovecharía esta oportunidad.

Resignado por la obligación como Ninja de élite, desperté lo más temprano que pude, daban las 8 de la mañana en mi reloj de bolsillo y yo comenzaba a sentarme en la orilla de la cama. Me puse de pie y después de tomar un café bien cargado, me di una relajante ducha y me vestí como correspondía, un atuendo clásico en mi, raramente no cargaba con mi banda característica visible, lo que dificultaba identificarme a ninjas atacantes. Salí de mi apartamento y caminé sin prisa hacia la salida de la aldea, acercándome cada ves mas a la salida. Me despedía de Sunagakure para dirigirme a un viaje rápido a Otogakure y terminar mi misión en Iwagakure.... sin duda sería un viaje cansado y tedioso, más que nada arriesgado al tener una vida humana a mi cargo. - Tsk... - Sin nada más por hacer, salí corriendo a toda velocidad alejándome cada ves más de Suna por el desierto acercándome lentamente a mi destino, el país de los campos de arroz, Otogakure.

Que gran desierto escondía a mi aldea, vaya que cruzarlo todo corriendo y bajo la extenuante y potente ráfaga de calor que calentaba el lugar, era algo no muy sencillo. Que gran diferencia separaba a cada país, sin duda ninguno se parecía en nada, absolutamente nada. Mi país, totalmente seco, caluroso y lleno de tormentas de arena. El país del fuego, rodeado de un enorme bosque del cual es casi imposible salir, cualquiera podría perderse. El país del agua, al contrario de mi país, rodeado completamente por un mar neblinoso que hace imposible la visibilidad, y a menos que seas un ninja experimentado sería imposible llegar a la aldea. Ninguna aldea era similar, que gran variedad había en este gran mundo ninja.

Justo ahora me encontraba en el inmenso bosque de konoha, a las afueras, sentado bajo un árbol inmenso relajándome unos minutos. No podía perder más tiempo, la hora del encuentro con el amigo del señor feudal estaba cerca, tenía tiempo de sobra pero no planeaba darme esa libertad de desperdiciarlo. - Entre más pronto termine, mejor - Mencioné a la ves que me puse de pie haciendo un movimiento rápido haciendo que mis vertebras tronaran levemente y posteriormente mi cuello y manos. Estaba listo para seguir en camino. Ahora el camino sería mucho más rápido y sencillo, dado que el clima, las condiciones y el entorno era mucho más favorable. Inclinando mi cuerpo hacia el frente suavemente, de repente salí corriendo a toda velocidad recorriendo varios metros, y segundos después, brinqué hacia la rama de un árbol comenzando ahora a saltar de rama a rama acercándome cada ves más a la aldea de Otogakure, que según los informes dados no estaba lejos.

Había pasado ya un rato saltando por aquel bosque, había pasado por la gran muralla que protegía la aldea de Konoha, estaba a punto de llegar a lo que se conocía como Valle del Fin. Podía observar las enormes estatuas de Hashirama Senju y Uchiha Madara a lo lejos, lo que indicaba que cada ves me acercaba más a mi destino. Pocos saltos más y en solo minutos llegué al valle del fin. Un escenario completamente épico y hermoso, perfecto para descanzar, meditar, o en efecto, perfecto para entrenamientos, e incluso batallas con fines indefinidos. Por mi mente pasó una pequeña duda.... ¿Cuantas personas no podrían haber muerto en este lugar? Dado en perfecto escenario natural, era bastante propenso a batallas, de eso no había dudas.
Caminé tranquilo acercándome a la cascada, pisando firme pero a la ves suave sobre el agua del lago hasta llegar a la constante torrente de agua, en donde saqué mi cantimplora y la llené con la pura y cristalina agua que fluía a la ves que bebía tragos largos para calmar mi sed que en segundos desapareció. - Me pregunto si el anciano ya estará esperandome... - Guardé mi cantimplora dentro de mi gabardina, y corrí a lo largo de la estatua de Madara hasta llegar a la cima, pudiendo observar en el horizonte, que mi destino estaba cerca.

~En la aldea de Otogakure, el anciano amigo del señor feudal se preparaba para la reunión, ya casi era hora del encuentro y el comienzo de la misión. El viejo comenzó a arreglar su ropa, vistiéndose, comiendo un refrigerio, y posteriormente, salió de su hogar caminando tranquilo por la aldea sin prisa alguna. El lugar de encuentro sería en las puertas de aquella aldea, lamentaba que su hogar quedara hasta el extremo contrario, tenía un largo camino que recorrer. Con pasos lentos y seguros comenzó a caminar a lo largo de la calle de la aldea, con su paquete en su mano izquierda y su bastón de madera en la derecha~

Miles de árboles pasaban a mi costado, el fresco viento y la brisa matutina de los lagos cercanos golpeaban mi rostro, mi cabello se movía sin parar por el viento. Sólo pocos minutos pasaron antes de poder posarme a 20 metros de la entrada de Oto, de aquella gran barrera que protegía a la aldea. No veía nadie cerca, ni al viejo anciano, ni a un ninja cuidando la entrada. Fue entonces que sospeché.... algo pasaría pronto, al fin y al cabo una misión de rango S no es del todo fácil. Me posé en una rama de un gran árbol, casi llegando a su copa. Teniendo una vista panorámica más que perfecta, y haciéndome casi indetectable para cualquiera no especializado. Además, podía ver por encima de las paredes que protegían a la aldea, para poder prevenir a cuando se acercara el viejo anciano.
En mi rostro, una facción completamente fría y demente se veía, la misión había comenzado. Mis grandes ojos color púrpura se cerraron por un instante y mi hombro izquierdo se recargó sutilmente sobre el tronco del árbol, pareciera como si estuviera relajándome. Lo cierto era que me preparaba mentalmente para la misión, afinando por completo mis sentidos. El tacto, el olfato, el oído. Podía oler a distancia, escuchar con más claridad.... y al abrir mis ojos, mi vista era completamente perfecta. Mis pupilas habían cambiado por completo, como si de una metamorfosis se tratara. Habían cambiado de un hermoso y profundo púrpura, a un demente rojo sangre con tres aspas al rededor, mi Sharingan estaba activado.

Miré a la puerta de la aldea, y pude ver que un anciano con bastón de madera y con una especie de paquete en la mano se preparaba para salir, era el. Con un poco de impulso di un salto y caí de pie frente al joven anciano que apenas salía, arrodillándome cordialmente frente a el en señal de respeto. - Buen día señor, mi nombre es Lelouch, Jonnin de Elite de Sunagakure. Yo seré su protector y protegeré el paquete que tiene que llevar al Señor Feudal - Me puse de pie sutilmente y mire al viejo anciano a los ojos, observando como su tes arrugada y su rostro cansado expresaban gratitud. - Muchas gracias. Es mejor que empecemos lo antes posible - Una ligera sonrisa se creo en su arrugado rostro, y ante tal comentario solo me limité a contestar - Lo mismo digo. Suba a mis hombros por favor, así facilitaremos en camino y estará más protegido - Tras decir aquel comentario me incline colocando mi rodilla derecha sobre la tierra, esperando a que aquel viejo subiera a mi espalda. El anciano no tardó mucho en hacerlo, no tenía razón para reprochar sobre su protección. Subió a mi espalda y en solo un segundo, me puse de pie y di un salto a toda velocidad alejándome de las puertas de la aldea, saltando de rama en rama.


- Bien, el paquete ha salido de la aldea. Solo tenemos que deshacernos del chico que acompaña al anciano - Mencionó una vos de un adolescente de aproximadamente 16 años. Un jonnin de Otogakure, para ser exactos. Lo sorprendente era su Sharingan de 3 aspas en sus ojos. - Si, vamos. Tenemos que conseguir ese paquete antes de que lleguen a Iwa... - Esta ves una voz de un infante se escucho, aproximadamente 11 o 12 años. Simplemente un gennin. Este no tenía nada en especial, al parecer. Los jovenes ninjas que se escondían a varios metros de distancia, al parecer en una especie de escondite dentro de un gran árbol, saltaron rápidamente siguiéndome a distancia para evitar ser detectados.